El azote de Ferrari y de Vettel se llama Max Verstappen. Desde que debutó en Red Bull en el Gran Premio de España, el holandés se ha cruzado constantemente en el camino de los coches rojos para amargarles la vida.
El domingo disfrutó como lo que es, como un crío. Con un peculiar estilo de pilotaje, muy parecido en agua al de Alonso, para salir de la estela del coche de delante y buscar las zonas secas de forma continua, Max dio todo un recital en Interlagos.
Dejó un adelantamiento sobre Nico Rosberg que podría ser el mejor del año, por el exterior y en una zona muy encharcada. Y luego, pese a la táctica errada de Red Bull que le hizo perder 13 puestos con dos cambios de gomas innecesarios, Verstappen se encargó de hacer una remontada histórica, para volver al tercero en 15 vueltas, tras pasar primero a Vettel y finalmente a 'Checo' Pérez. Fue en la subida final hacia la última curva, uno de los lugares más peligrosos con lluvia.
Verstappen se tiró por el exterior y acompaño un poco para no dejar salida a tetracampeón, mientras el adelantado se volvía a quejar. "No me ha dejado ningún espacio", bramaba por la radio. Antes, él hizo algo muy parecido con Alonso y no le pareció que hiciese nada punible. En realidad, ninguno de los dos lances hubo nada ilegal.
No fue la única salida de tono, pues en la vuelta 20, cuando Kimi se estrelló en plena recta de meta, volvió a censurar la actuación de Charlie Whiting. "¿Cuántos coches se tienen que estrellar para que haya una bandera roja?", preguntaba en otra frase maleducada. Parecía muy incómodo y sin ninguna gana de cumplir con lo que se le exige a un piloto de la formula 1
La lluvia es una condición habitual más de este deporte, por mucho que con los actuales Pirelli se haga muy difícil mantener el coche recto. Es sencillo, si no puedes seguir el ritmo de los demás, debes ir más despacio. Así ha sido siempre. Así forjaron su leyenda Ickx, Hunt, Senna o Schumacher, en verdaderas carreras para la historia.
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